26 de julio de 2009

¿Qué es esa luz?

Ya no sé ni a quién le escribo.

Agazapado entre la oscuridad, sumergido en la más axfixiante soledad, confundido. No he visto venir las nubes, sólo he visto la luz agonizar durante un corto segundo en el que ni me ha dado tiempo a reaccionar. Y tras ello la nada. Y tras la nada yo.

Como si la sangre no me llegara al cerebro, como si en lugar de corazón tuviera un hueco. Los pensamientos son ambiguos, cambiantes, fugaces. Leves parpadeos de lucidez apenas visibles en mis ojos oscurecidos.

Es como si ya no caminara, como si el mundo me llevara a empujones. Quiero pararme, pero el tiempo aprieta y el suelo quema mis pies si estoy quieto. Quiero pararme porque siento que no soy yo el que camina, siento que ya no sé cómo se camina, ni a dónde caminar. Quiero agazaparme y esconderme de todo, no existir, ser invisible. Quiero ser invisible y que nadie me vea para verme yo mismo. Pero siempre está el error de esperar que alguien me esconda, que alguien me tome de la mano y me lleve lejos, y me salve de mí mismo. Mi error favorito, y que a pesar de todo sigo sin creerme.

Ya no sé ni lo que escribo.





¿Dónde estás, Luna?

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