24 de octubre de 2010

Metafísica del espejo

Hoy es una de esas veces que miras el gris del fondo del blog y esperas que las palabras, que están ahí detrás escondidas, esperando, cuchicheando entre ellas, mezclándose... salgan a flote. Esperas rascar y ver aparecer las letras que dibujen eso que te reconcome pero no sabes explicar con bonitas frases.

A veces parece que está escrito, que sólo hay que encontrar el momento adecuado para que salga de ti, sin saber muy bien por qué tecleas. Pero para llegar a ese momento hay que mirar muchas veces el gris del fondo del blog, el armario abierto sin razón aparente o la luz de la farola bañando las cortinas. Hay que escuchar muchas canciones y arpegiar sin sentido la guitarra con la mirada perdida. Hasta que encuentras el silencio entre todo el ruido, la mirada entre todos los pasos...

Otras veces te lo dice una fotografía, una conversación o un pensamiento que te aborda cuando intentas dormir. Escuchar al subconsciente es una de las cosas más interesantes que puede hacer uno consigo mismo. Conocerse a uno mismo, como si fuera un enigma, un rompecabezas, un álter ego misterioso que a veces habla y casi siempre calla, que despierta de noche y muere al amanecer, que se nota en las palabras, en el sueño errado, en las conversaciones extrañas...

La metafísica con uno mismo, mirar más allá del espejo, dibujar pensamientos en la oscuridad del edredón, sincerarse con una pantalla en blanco, hablar de ti como si no te conocieras, como si nadie conociera a nadie, como si fueras el mayor enigma de un mundo plagado de enigmas semejantes...

Me encanta perderme en mis propios laberintos...

21 de octubre de 2010

De oficio, político

Anoche, en 59 segundos, Manuel Chaves contestaba una pregunta que le hacía un internauta, sobre si se puede ser ministro y cambiar de cartera con la misma dedicación y resultados. A continuación transcribo literalmente la respuesta del señor Chaves que recibí con profundo asombro:
Pues yo creo que sí y la experiencia demuestra que sí. Es decir, si una persona es un político y diríamos se ha formado y ha adquirido mucha experiencia en la política, yo creo que fundamentalmente lo que tiene que pesar en un gobierno es la política, la política lógicamente con mayúsculas. Después, un ministro, que es fundamentalmente un político, pues se reúne, lógicamente agrupa una serie de técnicos, de expertos que lógicamente le pueden ayudar, le pueden asesorar en las políticas que tiene que desarrollar. Pero yo creo que eso es posible y, no solamente es posible sino que en la práctica se da con muchísima frecuencia en España y en cualquier otro país, claro.
Es decir, en pocas palabras, según el señor Chaves un ministro es un político, y su oficio es ése. Da igual que sea experto en sanidad, en diplomacia internacional, en economía o en cultura. Y ahí tenemos a la polivalente Trinidad Jiménez, que habiendo desarrollado una excelentísima labor, por ejemplo con la gripe aviar, como Ministra de Sanidad y Política Social ahora pasa a ser Ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación. Y la nueva Ministra de Sanidad, Leire Pajín, resulta que lleva una pulserita PowerBalance, el sonado timo denunciado por FACUA que vende, a un precio nada barato, unas propiedades curativas milagrosas sin fundamento científico demostrado. Por más que el señor Chaves repita incesantemente la palabra "lógicamente", a mi entender no puede estar más equivocado...

Y así nos va, con políticos de oficio que se dedican a poner sonrisas a la prensa y discutirse unos a otros mientras los especialistas quedan relegados a un segundo plano y el trabajo técnico, analítico y, en definitiva, el verdadero trabajo que ha de hacer un ministro lo hace "una serie de técnicos, de expertos que lógicamente le pueden ayudar y asesorar", en palabras del propio señor Chaves. Así es, política con mayúsculas, sí señor...

Cuando en los ministerios dejen de entrar nombres y enchufes y entren especialistas y referentes en la materia en cuestión, quizás, sólo quizás, empezaremos a avanzar. Mientras tanto todo serán abrazos, besos, apretones de manos y sonrisas de flash. Y la misma mierda de siempre, de la que ya algunos empezamos a cansarnos...

A 1000 kilómetros

Es lo que a veces pasa por lanzarse a la lejanía. La soledad ayuda a crecer, nuevas caras, nuevos quehaceres... pero cuando toda tu vida la tienes a kilómetros, cuando los amigos son una ventanita del Facebook y todo ocurre sin ti, cuando los fines de semana cruzas la frontera en tren para buscar un abrazo, empiezas a anhelar lo que dejaste. Y cuando las nuevas caras desafinan y todo lo que has construido y querido durante dos años se pierde en el horizonte empieza a sonarte mejor lo que te cuentan por teléfono...

Las horas nocturnas se pasan enfrente de la ventana, asomado a una ciudad dormida, extraña... Y las mañanas se me olvidan...

Otros días están llenos de nuevas sonrisas, nuevas miradas, nuevas voces, nuevos paisajes y nuevos descubrimientos en un lugar mágico y cautivador... pero hoy no es uno de esos días. Hoy es día de anhelos. Hoy es día de darme cuenta de que empiezo a tener claro lo que quiero tener cerca...

Y en los sueños me asomo a otras ventanas, con colores extraños, con paisajes distintos, con luces blancas donde el presente es un recuerdo y el futuro una ilusión, a veces más real que la vida misma...

14 de octubre de 2010

Entre bostezo y bostezo

Nace un bostezo. Los párpados pesan. Los cierro. Me veo. Me voy con mis monstruos, que todo lo saben, pero evaden mis preguntas. Adivino sus miradas. O eso parece.

Oigo una tos. Vuelvo a las sábanas. No sé dónde estoy al principio. Ya sí. Miro esas luces en el techo. Esos reflejos en ráfagas. Se mueven extrañamente dibujando cosas que en realidad dibujo yo. Escucho a la vecina morirse lentamente, igual que nos morimos todos. Al fin y al cabo en eso consiste la vida, en morirse lentamente.

Sumido en mis paradigmas vuelve a nacer un bostezo, noto el sopor invadiendo cada parte de mi cuerpo. Me estiro. Me acurruco. Me aferro a la oscuridad que me arropa, esa en la que me siento tan lleno. Saco a bailar mis pensamientos, hasta aquellos que no me suenan, y dejo de pensar en plena sinfonía.

Dormí. Gotea el tiempo pero no lo escucho. Me pierdo el baile, la música, los colores... En realidad estoy en medio de todo, soy ese todo. Pero soy demasiado como para ser consciente de todo ello.

Y me despierto, con suerte mientras los músicos recogen y alguna nota queda aún zumbando en el aire...


13 de octubre de 2010

Tyler Durden


La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy cabreados.


El club de la lucha, David Fincher.