28 de abril de 2012

Implosión

Clic. Cuelga el teléfono y las palabras que no ha dicho se quedan flotando en el vagón. Las mismas que revoloteaban en su garganta en esos largos silencios, pero que no se atrevió a pronunciar. Pequeños gorriones que pican miguita a miguita esa verdad escondida en el abismo más oscuro. No responden preguntas, se limitan a piar. Es por eso que no sabe qué decir, qué creer ni qué pensar. Sólo sabe callar, escuchar y estallar en silencios y miradas que buscan con avidez sin saber muy bien qué mientras el vagón se hace más y más chico...

Además te quiero, y hace tiempo y frío.
Julio Cortázar 


12 de abril de 2012

Olvidaron por qué volaban

Muchas volaron más allá del horizonte, lejos de tierra firme, pero ninguna ha vuelto. ¿Qué les ocurrió? No lo sé. Nadie lo sabe. Quizás sus negros ojos ardieron al ver lo que lo desconocido esconde. Quizás sus plumas se marchitaron. Quizás las venció el salitre, las engulló la marea. Quizás cruzaron el aire como tijeras, rompiendo la realidad en dos, reposaron sus garras en nuevas tierras con otros vientos y otros colores y allí se quedaron, felices, distintas. No, seguro que no, seguro que son cuerpos muertos en las olas y por eso no vuelven. Quizás volvieron, irreconocibles como cuervos, como níveos halcones. No lo sé, ¿qué más da?

Si tuviera una de esas manitas con dedos me rascaría la cabeza, con aire trascendental, preguntándome qué les pasó. Quizás abriría una investigación, con una de esas lupas que aumentan el ojo de forma cómica. Diría algo divertido como "aquí huele a chamusquina" o "voy a resolver este entuerto".

Pero no soy nada de eso. Sólo soy una gaviota, y una gaviota no se hace preguntas.


4 de abril de 2012

Sin respiración

He detenido las agujas, desoyendo el incesante goteo del tiempo. He apagado las luces, he abierto las ventanas del vagón que me arrastra y he dejado de respirar para preguntarme el por qué de cada respuesta que damos por incuestionable. La vida no está en esas gotas que golpean inexorablemente mi cabello sino en la eléctrica inmensidad del aire del que surgen, en esas nubes azules y oscuras, en ese jirón de realidad que arranco del mundo cuando mi mirada se detiene en algún detalle olvidado. La vida está en todo aquello que no alcanzo a entender, en la oscuridad más profunda de la que brotan los monstruos cuya cara dibuja mi mente sin yo quererlo. La vida está en todos esos sueños que no recuerdo. En las pesadillas que trato de descifrar. En los pensamientos que no puedo esquivar. En los latidos que se escapan del ritmo marcado.

Sólo necesito recostarme en su vientre para soñar que puedo ser mucho más de lo que soy, para tratar de buscar el por qué de lo que únicamente necesita latir.

Veo que piensas más de lo que puedes expresar. Pero también que nunca has vivido lo pensado, y eso no es bueno. Únicamente aquellas ideas que vivimos tienen algún valor.
Demian, Hermann Hesse