16 de julio de 2009

Ser humano

Nunca he renegado de mí mismo, pero a veces reniego de los demás. De todos. De los humanos en general. Será ego, será narcisismo, será presunción, pero no me veo igual que los demás. Tengo un concepto tan bajo de la gente, que me da igual lo que piensen, pero no soy como ellos. En este tema siempre generalizo, siempre hablo demasiado, y no es así: hay que matizar. Entre tanta mierda que pasea por el mundo siempre encuentro gente, que al final si me pongo a contar es mucha, que me gusta. Encuentro perlas entre las babas de las ostras. Hay gente que vale la pena, siempre la hay. Pero aún así, si miro con objetividad y con frialdad desde lejos...la mayoría no merecemos el mundo que pisamos. Lo he dicho en segunda persona del plural, pero sigo sin considerarme igual que los demás, aunque de una forma u otra participo en la masacre. Estamos destruyéndolo todo, poco a poco. Reniego completamente del ser humano. Somos el animal más inteligente, el más capacitado para sobrevivir en cualquier condición. Inventamos, doblegamos y adaptamos al medio a nosotros, pero toda esa inteligencia que se derrama por nuestros poros no es capaz de entender que debemos tener en cuenta las consecuencias de lo que hacemos. No es que no lo sepan, lo saben. Esos peces gordos saben lo que hacen, y si no lo saben es porque no quieren saberlo, porque se niegan a aceptarlo, pero aún así lo saben. Entonces, si la inteligencia no nos falla...¿qué nos falla? La ambición. La individualidad. La empatía perdida. Eso nos falla. Qué más da que el mundo se vaya a tomar por culo, si nosotros no estaremos para verlo. A los que vengan después que les folle un pez espada, si es que no se ha extinguido.

Es uno de tantos problemas. Es interminable el tema de la condición humana, y la mierda que nos corre por las venas y las neuronas. Somos tan egocéntricos, tan influenciables, tan maleables, tan maquiavélicos, tan individuales, tan gregarios, tan contradictorios, tan cretinos, tan autodestructivos, tan destructivos... Somos antinaturales, hemos perdido todo lo que alguna vez fuimos, y ahora no somos más que reductos lamentables adaptados a la comodidad que hemos construido. No somos animales, somos lapas lamiendo la mierda del acuario que levantaron un día nuestros ancestros, y tras cuyos cristales se extiende un mundo que ni vemos.

Somos la mierda cantante y danzante del mundo.

Me he puesto trascendental. Es lo que tiene ver El club de la lucha de noche y ponerse a escribir en un blog. Soy el sentimiento de rechazo de Bruno.

Ponme una pistola en la cabeza y pinta la pared con mi cerebro.Qué maestría tienes, puto David Fincher...

1 comentario:

the quiet girl dijo...

¡cuantísimo me gusta esa peli! :D