12 de abril de 2012

Olvidaron por qué volaban

Muchas volaron más allá del horizonte, lejos de tierra firme, pero ninguna ha vuelto. ¿Qué les ocurrió? No lo sé. Nadie lo sabe. Quizás sus negros ojos ardieron al ver lo que lo desconocido esconde. Quizás sus plumas se marchitaron. Quizás las venció el salitre, las engulló la marea. Quizás cruzaron el aire como tijeras, rompiendo la realidad en dos, reposaron sus garras en nuevas tierras con otros vientos y otros colores y allí se quedaron, felices, distintas. No, seguro que no, seguro que son cuerpos muertos en las olas y por eso no vuelven. Quizás volvieron, irreconocibles como cuervos, como níveos halcones. No lo sé, ¿qué más da?

Si tuviera una de esas manitas con dedos me rascaría la cabeza, con aire trascendental, preguntándome qué les pasó. Quizás abriría una investigación, con una de esas lupas que aumentan el ojo de forma cómica. Diría algo divertido como "aquí huele a chamusquina" o "voy a resolver este entuerto".

Pero no soy nada de eso. Sólo soy una gaviota, y una gaviota no se hace preguntas.