11 de abril de 2013

Agujeros

Ojalá la vida fuera como en las fotografías -piensa él-. Imágenes congeladas de un mundo posible, imaginable, en el que nada cambia, todo permanece nítido. El fondo fuera de foco, las sonrisas inmortalizadas, la mirada cazada y eternizada. Ojalá se quedara así, quieta, mirándome siempre con esa expresión, con esa felicidad cómplice… 

Pero tras el clic, tras el parpadeo mecánico, la expresión desaparece. Todo cambia, el tiempo pasa y la mirada dibujada en esos píxeles contiene la misma expresión, pero ahora esa felicidad desplazada se vuelve gélida, cortante. Se clava en las tripas, se siente como un enorme agujero.

Al final tenía tantos agujeros en el estómago como fotos en su álbum. Y no había forma de llenarlos con nada...


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