4 de noviembre de 2009

Luciérnagas

Entre luces tenues y sonidos aislados, en una atmósfera de sopor, escondido del mundo, pinto luciérnagas que iluminan los más oscuros rincones que el sol me esconde.

Bajo el pálido halo de la luna busco donde perderme y no encuentro otra cosa que a mí mismo. Me dejo invadir por la densa oscuridad, me dejo rodear de todos mis sueños, de todo pensamiento, de toda imaginación... Me quedo sólo y es cuando más acompañado me siento, cuando más claro veo. Todo se contagia de esa lentitud despreocupada, tan añorada en la voraz rutina de cada día, y el tiempo parece arrastrarse lánguido, cansado, amuermado... Mis ojos se pierden en cada detalle insignificante, imaginan formas, sugieren historias... Los cierro y los colores invaden mi retina, donde el reflejo de la realidad observada parece disolverse en un oscuro caleidoscopio de colores y formas imposibles. Me pierdo en ese mundo onírico, casi hipnótico, y la realidad se me aleja tanto como yo quiero alejarme de ella. Nada importa ya, el tiempo me da una tregua y aprovecho para mirar hacía dentro.

El mundo se disipa y me veo a mí mismo. La oscuridad se cierne sobre mí y los acordes dibujan lo que no soy capaz de decir...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Te quiero...