21 de octubre de 2010

A 1000 kilómetros

Es lo que a veces pasa por lanzarse a la lejanía. La soledad ayuda a crecer, nuevas caras, nuevos quehaceres... pero cuando toda tu vida la tienes a kilómetros, cuando los amigos son una ventanita del Facebook y todo ocurre sin ti, cuando los fines de semana cruzas la frontera en tren para buscar un abrazo, empiezas a anhelar lo que dejaste. Y cuando las nuevas caras desafinan y todo lo que has construido y querido durante dos años se pierde en el horizonte empieza a sonarte mejor lo que te cuentan por teléfono...

Las horas nocturnas se pasan enfrente de la ventana, asomado a una ciudad dormida, extraña... Y las mañanas se me olvidan...

Otros días están llenos de nuevas sonrisas, nuevas miradas, nuevas voces, nuevos paisajes y nuevos descubrimientos en un lugar mágico y cautivador... pero hoy no es uno de esos días. Hoy es día de anhelos. Hoy es día de darme cuenta de que empiezo a tener claro lo que quiero tener cerca...

Y en los sueños me asomo a otras ventanas, con colores extraños, con paisajes distintos, con luces blancas donde el presente es un recuerdo y el futuro una ilusión, a veces más real que la vida misma...

3 comentarios:

Javier Guzmán Romero dijo...

No hay nada definitivo colega, por suerte el destino lo has elegido tú y no es durante tiempo indefinido. Ya te entrará la penilla cuando tengas que dejar aquello... aprovéchalo.

Julia Bargalló dijo...

Uff que recuerdos...yo también me sentí así en Asturias, también quise formar parte de cada una de las historias que me contaban desde Sevilla...pero Javi tiene razón, a la vuelta te arrepentirás de no haber aprovechado cada uno de los días que Galicia tiene para tí. Son solo 9 meses. Y si para encontrar tu mejor abrazo tienes que cruzar la frontera pues se cruza y punto! :)

Bruno Hachero dijo...

Gracias por los comentarios, par de dos... No os falta razón. :)