24 de octubre de 2010

Metafísica del espejo

Hoy es una de esas veces que miras el gris del fondo del blog y esperas que las palabras, que están ahí detrás escondidas, esperando, cuchicheando entre ellas, mezclándose... salgan a flote. Esperas rascar y ver aparecer las letras que dibujen eso que te reconcome pero no sabes explicar con bonitas frases.

A veces parece que está escrito, que sólo hay que encontrar el momento adecuado para que salga de ti, sin saber muy bien por qué tecleas. Pero para llegar a ese momento hay que mirar muchas veces el gris del fondo del blog, el armario abierto sin razón aparente o la luz de la farola bañando las cortinas. Hay que escuchar muchas canciones y arpegiar sin sentido la guitarra con la mirada perdida. Hasta que encuentras el silencio entre todo el ruido, la mirada entre todos los pasos...

Otras veces te lo dice una fotografía, una conversación o un pensamiento que te aborda cuando intentas dormir. Escuchar al subconsciente es una de las cosas más interesantes que puede hacer uno consigo mismo. Conocerse a uno mismo, como si fuera un enigma, un rompecabezas, un álter ego misterioso que a veces habla y casi siempre calla, que despierta de noche y muere al amanecer, que se nota en las palabras, en el sueño errado, en las conversaciones extrañas...

La metafísica con uno mismo, mirar más allá del espejo, dibujar pensamientos en la oscuridad del edredón, sincerarse con una pantalla en blanco, hablar de ti como si no te conocieras, como si nadie conociera a nadie, como si fueras el mayor enigma de un mundo plagado de enigmas semejantes...

Me encanta perderme en mis propios laberintos...

5 comentarios:

Francisco Javier Martín López dijo...

Bonito blog :)

Javier Guzmán Romero dijo...

El secreto es ir completamente desnudo por el laberinto, los que llevan muchas capas de ropa no pueden pasar por los pasillos más estrechos.
Hallar a tu gente desnuda por los senderos y explotar los propios enigmas y los de las otras personas es la mina más brutal de la vida cotidiana.

Elena dijo...

Hay tanto que hablar de las musas...

Pablo Gonz dijo...

Esa es la primera misión del escritor: escuchar. Me gustó la sinceridad que trasuda tu prosa.
Un cordial saludo,
PABLO GONZ

Anónimo dijo...

tremendo bruno, tremendo....